miércoles, 26 de octubre de 2011

Shiztrems - La gran batalla (capítulo 7)

Entré en mi casa, mi madre aún no había llegado, me extrañe y me preocupé, pero luego recordé que hoy había salido antes… me estaba preocupando demasiado, sí eso sería… y seguramente fuera también lo que me estaba pasando con Eduardo… pero estaba preocupada, se me pasó por la cabeza llamarle pero luego me acordé de que no tenía su número, aun así me aburría y quería ponerme a escuchar música y el sitio en el que más música tenía era en el móvil así que me puse a buscarlo, pero…¿dónde estaba? Lo busqué por todas partes pero no aparecía, encontré un móvil pero no era el mío, era el de mi madre… aun así lo cogí, pero solo para llamarme, no sonaba nada pero estaba llamando, daba señal… entonces me acordé, el bosque… mi desmayo… se me debió quedar allí entonces. Pero no podía ir allí y menos después de lo que acababa de pasar. ¿Qué iba a hacer? Si mi madre se enteraba me mataba y si iba a por él el triple… estaba hecha un lio.
Entonces empezó a sonar la llave abriendo la puerta… era demasiado tarde para pensar, demasiado tarde para haberse dado cuenta, no tenía otra opción, tenía que ir al bosque, buscarlo, pero mi madre no se podía enterar de nada… entonces pensé en Marce y una idea pasó por mi mente…
-          Ya estoy en casa – dijo mi madre, y al ver que me estaba preparando para salir añadió - ¿dónde vas?
-          Voy a casa de Marce a ayudarle con unos deberes de ayer y a consolarle un poco – mentí, cosa que cada vez se me daba mejor…- está muy afectado por lo del profesor…
-          De acuerdo pero ten cuidado y a las 10 como muy tarde te quiero en casa.
Miré el reloj, eran las 5. Esperaba tener tiempo de sobra para encontrar rápidamente el móvil y volver. No quería pasarme mucho tiempo en aquel bosque. Cuando iba a salir por la puerta mi madre dijo:
-          ¿Pero tienes mucha prisa? Es que me gustaría que me hicieras un favor…
-          Dime – le respondí extrañada cerrando otra vez la puerta.
-          No sé si te habrás enterado de las leyendas que van contando sobre vampiros…
-          Sí, me lo han contado, ¿por?
-          Pues verás, ya sabes que a mí no se me da bien el tema del ordenador así que me gustaría que buscaras algo sobre ese tema antes de irte.
Me extrañé mucho, yo había creído la historia de Marce, pero a mi madre se le notaba muchísimo el miedo en los ojos.
-          Ahora me pongo – la dije
Encendí el ordenador, no sabía bien donde buscarlo pero aun así puse en Google: VAMPIROS
3.690.000 resultados, eran demasiados pero tendría que mirarlos…
Tras mucho mirar tan solo me quede con pocos datos: se movían muy rápido, se alimentaban de sangre y solían vivir en lugares en los que había poca población. Solían actuar de noche pero eso podía variar depende del hambre que tuvieran, y después de cazar se tenían que ocultar durante un día (ese dato, sin saber por qué, captó mucho mi atención, no ponía el motivo por el que se tenían que ocultar así que me quedé con las ganas de saber más, aunque lo dejé pasar…)
Eso fue lo que le dije a mi madre que había encontrado, no era mucho y no pensaba que le sirviera de algo, pero parecía haberla tranquilizado. Supongo que saber algo de la persona o cosa a la que te enfrentas tranquiliza… Me despedí de mi madre y salí. Cuando me aseguré bien de que no me veía nadie tomé el camino contrario a la casa de Marce, en dirección al bosque.
No tardé mucho en llegar…
A pesar de que tan solo eran las 6:15 en el bosque parecía de noche, pues los árboles eran tan grandes que prácticamente tapaban la luz. Esto era un problema dado que no me había dado cuenta y no disponía de ninguna luz que me ayudara a buscar mi móvil. Me maldije una y otra vez por ello mientras gateaba dando golpes en el suelo con las manos para ver si lo encontraba. Me tire así mucho rato hasta que hallé una roca en la que daba el sol, me senté en ella y miré el reloj. Eran ya las 7 pasadas. En ese momento algo que brillaba en el suelo me llamó la atención, me acerqué y lo cogí, no me lo podía creer: era mi móvil. Cuando lo fui a coger toqué a la vez algo húmedo, me figué atentamente, aquello húmedo que estaba al lado de mi móvil y que, ahora que me daba cuenta, también había por algunas partes de él era sangre. Me quedé inmóvil, nunca me había asustado ver sangre pero en ese preciso instante estaba aterrorizada, no por el hecho de que fuera sangre, si no por el cómo habría llegado allí. Tras unos minutos comprendí: aquella sangre debería ser de Gonzalo González, el profesor que había muerto ayer. Me tranquilicé un poco, pero no me duró mucho por dos motivos:
1-     Recordé que el bosque era muy peligroso
2-      Volví a ver la sombra de ayer, esta vez moviéndose aun más rápido
La sombra se acercó a mí y me empujó tan rápidamente que solo me di cuenta de lo que había pasado cuando me encontraba en el suelo. Me entró un miedo terrible y tuve ganas de gritar, pero se me pasaron al sentir esa sensación que tenía con Eduardo y al darme cuenta de que era a él a quien tenía encima. Él no pareció darse cuenta de que era yo, o tal vez sí y le dio igual, no sé qué pensaría él en ese instante, solo sé que abrió muchísimo la boca y que enseñó unos grandes colmillos como si estuviera a punto de morderme. Justo en ese momento se paró en seco y se dio cuenta de que era yo, se apartó rápidamente y me pidió disculpas…
-          ¿Otra vez aquí?- preguntó- Ya te dije lo peligroso que es este bosque, además ayer murió el señor González doble G… - se cayó cuando se fijó que estaba muy pálida y con los ojos dilatados por el miedo, al cabo de unos segundos dijo casi susurrando – Ven conmigo, te llevaré a un sitio menos peligroso…
Le seguí sin saber por qué, mis pies se movían solos y parecía una autómata. Cuando me quise dar cuenta habíamos llegado a un prado precioso y era de noche, miré el reloj, realmente solo eran las 9…
Nos sentamos y nos pusimos a hablar como si nos conociéramos de toda la vida en cuanto se me pasó el miedo… luego los dos nos mantuvimos en silencio y nos tumbamos cogidos de la mano, en ese instante supe que él también se había enamorado de mí…
Sin darme cuenta me había puesto a pensar en voz baja, casi susurrando, pero como si estuviera hablando con él…
-          Te mueves muy, muy rápido; vives en este pueblo perdido donde no hay mucha gente; las dos veces que te he encontrado en este bosque era casi de noche y a pesar de que es peligroso siempre te encuentro aquí; y ayer murió el señor Gonzalo y hoy has faltado a clase…- todas las piezas del puzle empezaban a encajar…- eres… un…
-          Dilo sin miedo- dijo.
-          Vampiro. – solté sin respirar.
-          ¿¡Qué!?, ¿de verdad piensas eso?- se puso a reírse estrepitosamente…
-          No tiene ninguna gracia – le dije en un susurro, temblando y pálida.
-          Sí, sí la tiene – dijo, dejándose de reír al verme así- No soy un vampiro, Eli. Soy un Shiztrem…
-          ¿Un qué?- pregunté, dándole a entender que no sabía lo que significaba aquello.
-          Un Shiztrem, los Shiztrem somos caza vampiros. Tenemos prácticamente sus mismas habilidades: nos movemos rápido y tenemos grandes colmillos. Vivimos en lugares apartados porque es donde viven los vampiros y donde les podemos dar caza sin problemas y cada vez que matamos o tan solo perseguimos a un vampiro necesitamos un día entero para descansar porque acabamos agotados…
Eso también encajaba bastante, y explicaba por qué no me había mordido antes, entonces recordé las marcas del cuello de Gonzalo y comprendí lo que sucedía…
-          Entonces hay un vampiro en el bosque, el mismo que mató al señor Gonzalo, y tú le estás dando caza…
-          Casi, hay más de un vampiro, una manada se podría decir, la más grande que se ha visto en años… y somos varios cazadores.
Entonces nos quedamos en silencio, mientras, yo asimilaba todo aquello, pero después de todo lo que había pasado le creí…
En ese momento una gran luna iluminaba nuestros rostros, cara a cara, los dos muy cerca el uno del otro… podía sentir su respiración a menos de un centímetro de mi cara, cerramos los ojos, parecía que nos íbamos a dar un beso pero en ese mismo instante Edu me mordió fuertemente el cuello, no sentí dolor, pero sí miedo y chillé. Después me desmayé…

lunes, 3 de octubre de 2011

Shiztrems - La gran batalla (capítulo 6)

Al salir Marce me estaba esperando como me dijo, tenía los ojos enrojecidos…
-          Hola – me dijo con una media sonrisa pintada en la cara, al darse cuenta de que me había fijado en que había llorado añadió- era mi profesor desde hace 7 años…, bueno será mejor que te lo cuente, ¿no?
-          De acuerdo… - por una parte quería hablar con él sobre su profesor, ayudarle y animarle un poco. Por otro lado pensaba que era mejor distraerle un poco, además que quería que me lo contara.
-          Pues verás, el bosque siempre había sido un lugar muy tranquilo y apacible, todos los niños iban siempre a jugar allí, y hay por el final del todo un claro precioso que da a un acantilado donde, siempre que hay luna llena, se ve enorme, como si la pudieras tocar de lo cerca que parece esta, es precioso, muy digno de ver y también era el motivo por el que venían muchos turistas…, pero hace un año más o menos apareció muerto un hombre en el bosque, tenía algo parecido a una mordedura en el cuello, todos pensamos que había sido un animal, era lo más probable a pesar de que nunca había habido animales salvajes por aquella zona. Pero un hombre que vive en la colina dijo: “han vuelto, no ha sido un animal, sino personas, por así llamarlo, muertos que se alimentan de sangre, hacía mucho que no aparecían, pensábamos que ya no existían pero ahora que han vuelto nadie está seguro aquí…” Sabes a lo que me refiero, ¿no? A vampiros… la mayoría de la gente no se lo creyó, yo al principio tampoco, pero a los 6 meses o así murió otra persona con la misma marca en el mismo sitio, y luego otra… y a esa última la vi yo una vez muerta, vi su marca en el cuello y te puedo asegurar que eso no era un animal, fue por eso por lo que empecé a creerme la historia del hombre….
-          Ciertamente si es difícil de creer… pero si te soy sincera me lo creo…. – mis palabras eran sinceras aunque no estaba del todo convencida de que sonaran así o parecieran mentira. Ante la duda aclaré - Lo que me ha convencido a sido lo último que me has dicho… si tú has visto la mordedura y crees que no es de un animal me lo creo, la verdad.
Sin darnos cuenta ya habíamos llegado a la puerta de mi casa…
-          Bueno, será mejor que entre… mañana te veo en el instituto, adiós – dije.
-          Adiós.
Fue una despedida tan seca que dudé si el que no me había creído era él a mí. El hecho era que después de haber leído tantos libros sobre vampiros y haber escuchado tantas historias pensando siempre que eran leyendas inventadas, descubrir ahora que todo era verdad daba un gran giro a mi aburrida vida de un modo que nunca habría sido capaz de imaginar.