“Hará ya unos cinco años cuando le conocí, en aquel entonces
yo era una chiquilla que soñaba con salir de esta taberna y recorrer mundo y
aventuras como las que había leído en los pocos libros de los que disponíamos,
como si alguien hubiera oído mis deseos apareció él dando un portazo, huyendo
de algo que yo no sabía qué y pidiéndome que le escondiera…
-
Tabernera, le pido por favor que haga el favor
de esconderme, algo terrible me acecha allí fuera –dijo señalando a la puerta-
y necesitaría un lugar donde alojarme un par de semanas o quizá un poco más
hasta que el peligro pase…
-
Bueno, lo cierto que yo no tengo permiso para
dejar pasar a nadie, es mi padre quien lo lleva y en estos momentos está de
viaje…- se puso de rodillas, como suplicando- bueno, no se ponga usted así, hay
una habitación libre… puede quedarse allí pero, ¿dispone usted de dinero para
pagarla?
-
Oh, por dinero usted no se preocupe señorita, la
habitación será pagada, pero aún no…
-
Está bien, acompáñeme, la habitación se
encuentra en el piso de arriba, es bastante pequeña y en estos instantes no
está muy limpia dado que en un principio no iba a alojarse nadie, ¿piensa
quedarse mucho? – hizo ademán de hablar pero me adelanté pues acababa de
recordar lo que me había dicho minutos antes- a si, mínimo dos semanas, ¿no?
Asintió con la cabeza y no volvimos a decir nada hasta que
llegamos a su habitación.
-
Mañana me pasaré
a limpiar un poco… ¿A qué hora le vendría bien?
-
Sinceramente le agradecería que no entrara
durante mi estancia aquí…
-
Umm, de acuerdo pero le recuerdo que la
habitación está bastante sucia…
-
No se preocupe, estoy acostumbrado a vivir entre
basura- dijo casi susurrando, como si fuera solo un pensamiento en voz alta.
Me despedí de él y
volví a la barra pensando de qué se escondería aquel hombre y quién sería, pues
no me había dicho ni su nombre…