martes, 27 de septiembre de 2011

Shiztrems - La gran batalla (capítulo 5)

A la mañana siguiente mi madre insistió varias veces en acompañarme, pero le recordé que iba a llegar tarde al trabajo y le juré que ya me había aprendido el camino (aunque tuve que cruzar los dedos detrás de la espalda porque, aunque ayer me lo sabía un poco… hoy se me había vuelto a olvidar.)
Al final conseguí ir sola y, aunque me pareció muy raro, llegué a la primera. Pero por el camino tenía la sensación de que alguien me seguía y me observaba… al principio pensé que sería mi madre, pero luego me acordé de que era imposible, porque ella se había ido a trabajar antes de que yo saliera de casa y su trabajo estaba en dirección contraria. Había comenzado a andar rápido varias veces y esa sensación no se quitaba, ahora que había llegado tampoco había conseguido quitármela.
El timbre sonó y me sacó de mis pensamientos, vi a Marce a lo lejos acercándose saludándome, era muy amable y tenía la sensación de que nuestra reciente amistad duraría mucho tiempo.
-          Hola Eli, ¿qué tal ayer?, me enteré de que te perdiste… ¿estás bien?
-          Hola Marce, bien, ¿Y tú?, si que se entera la gente rápido de las cosas en este pueblo… sí, gracias por preguntar…
-          Jajá, la verdad es que si se entera rápido pero esta vez no. Yo me he enterado porque mi padre es uno de los policías que fueron a tu casa para hablar con tu madre…. Todos teníamos miedo de que te hubieras perdido en el bosque, es muy peligroso estar por allí, y más si no sabes lo que te puedes encontrar, como es tu caso…
-          Algo había oído, sí. Pero… ¿por qué es tan peligroso? Y ¿qué es lo que me puedo encontrar? – le pregunte, tenía esa duda desde que me lo dijo el día anterior Eduardo. Parecía ser que no había exagerado…
-          Aquí será mejor que no te lo cuente, aunque tampoco sé si me vas a creer… a la salida del instituto te paso a buscar a tu clase, si quieres te acompaño a casa y así me aseguro de que no te pierdas – guiñó un ojo mientras lo decía – y te lo cuento.
-          Vale, entonces ahora será mejor que entremos en clase, ya no hay nadie por aquí, han entrado todos.
La verdad era que me acababa de enterar de que nos habíamos quedado solos, si no se lo habría dicho antes…tuvimos que correr mucho para poder llegar a tiempo a clase, el profesor aún no estaba allí. Me extrañé bastante pues ya llegaba con 10 minutos de retraso. En el momento que me senté entro la directora. Era la primera vez que la veía, iba muy seria y cabizbaja. Cuando llegó al centro de la clase levantó la cabeza y nos dijo:
-          Vuestro profesor ha aparecido m… muerto esta mañana en el bosque, supongo que ya sabrán todos lo peligroso que es… hay gente que puede creerse la historia y gente que no, pero solo sabemos que es el 4º muerto con las mismas marcas que los otros. En la siguiente clase iremos todos al patio para hacer un minuto de silencio por él… hasta luego y pórtense bien en esta guardia.
Durante la guardia nadie hablo, yo estaba muy asustada, muerto en el bosque, en el mismo bosque que yo me había perdido, en el mismo bosque en el que había encontrado a Eduardo… por cierto, ¿dónde estaba? Me acababa de dar cuenta de que Eduardo no había asistido a clase ese día, ¿dónde estaría?, ¿le habría pasado algo? Empecé a ponerme muy nerviosa, demasiado. Luego pasé a tener miedo, muchísimo miedo… ¿y si le había pasado algo al volver a su casa después de acompañarme?, ay madre, me iba a dar algo… sonó el timbre y vino un profesor para llevarnos al patio… al principio guardamos un minuto de silencio, luego la directora comenzó a hablar:
-          Gonzalo, conocido por muchos como señor González doble G, profesor de este instituto durante 29 años y… como muchos sabréis… mi  marid…o – no pudo seguir, echó a llorar. Una de las profesoras fue a consolarla mientras que otro profesor fue a continuar hablando…
-          Fue un gran hombre y una gran persona, muy buen profesor y amigo… una persona muy querida por todos nosotros. Su recuerdo siempre quedara en nuestra memoria, y queremos aprovechar este momento para recordaros que NUNCA vayáis al bosque. Con esto queremos pediros un último minuto de silencio y hoy dejaremos el día libre.
Nadie se alegró por el día libre, debía ser un profesor muy querido por todos, en mi único día en el instituto con él ya me había parecido muy amable… vi derramar más de una lagrima, no solo de profesores, también de alumnos, e incluso yo derramé algunas, pero aparte de por el profesor por el miedo de haber estado el día anterior en el mismo bosque y por miedo de lo que le hubiera podido pasar a Eduardo…

No hay comentarios:

Publicar un comentario